lunes, 29 de agosto de 2011

Capitulo 1: La tragedia de los brownies quemados

Mi tía hace unos brownies exquisitos. Cada vez que hay algún evento familiar ella lleva sus bandejitas repletas de estos brownies a los que todos esperamos más que a nada. En mi familia por lo general, los cumpleaños, bautismos, casamientos y cualquier festejo son eventos con pase libre a devorar.
Abuelas, madres, tías (todas mujeres ya de familias formar) sacan a relucir sus mejores platos para deleitar y alimentar al resto de la familia. Todos aquellos que no formamos parte del grupo "cocinero" (niños, niñas, adolescentes, hombres e inmaduros) tendemos a esperar con ansiedad este tipo de eventos para podes degustar las delicias que nos cocinan.
Cuando ya no queda nada en las bandejas y sólo migas en la mesa, las mujeres, se regodean alrededor de los restos, con orgullo confesando algún que otro secreto o de sus respectivas recetas.
Yo contemplo la bandeja vacía de brownies con tristeza, pensando: "cuando voy a volver a comer estos brownies?, Cuál es el próximo cumpleaños?"... Y justo en ese momento mi tía se acerca para decirme con una sonrisa "No te preocupes, es una receta fácil, cualquiera los puede hacer!" Yo sonrío y en ese momento pienso, esperanzada "que bueno! voy a poder hacerlos yo misma! Y más ahora que vivo sola!!" Mi tía, con cariño y amor me escribe la receta en un papelito rosa y a continuación me aconseja con algunos"tips". Recuerdo que volví muy contenta a mi departamento esa misma tarde, con mi papel rosa y la idea de poder hacer los brownies para el próximo evento familiar.

Meses después... luego de 4 cumpleaños, 5 bautismos, 1 casamiento.
Estoy limpiando los estantes de mi cocina que está mugrienta, cuando encuentro abajo de una lata de arvejas, escondido, todo arrugado y no tan rosa, el papelito con la receta de los brownies de mi tía.
Decido ponerme a hacer finalmente los famosos brownies.
Abro la heladera para asegurarme de tener todos los ingredientes necesarios para la receta (no es fácil tener la heladera completa cuando uno vive solo) y me pongo a cocinar. Pongo música de fondo, me visto cómoda y me relajo. Me encanta cocinar.
En seguida me empiezo a imaginar los brownies calentitos, como cuando están recién sacados del horno y despiden ese aroma mortal.
Con todos los ingrediente sobre la mesada y una batidora a estrenar logro hacer la mezcla con éxito. Ya la veo ahí en la fuente, una mezcla espesa, chocolatosa, realmente increíble, con un aroma a futuros brownies exquisitos. Derramo la mezcla con placer en la fuente, me aseguro de agarrar una fuente muy grande para repartir mis brownies, mis riquísimos brownies entre mis seres más queridos. Claramente creo que el momento más placentero de la cocina dulce es cuando se esparce el contenido crudo sobre la bandeja, antes de ponerla en el horno.
Media hora.
Pongo la bandeja en el horno y me pongo a ver televisión.
A los 20 minutos comienzo a sentir olor a quemado. Veo el reloj y digo, faltan 10 minutos todavía, no puede ser. Verifico el estado de la mezcla, abriendo el horno y pinchando con un tenedor me doy cuenta de que todavía le falta.
Espero otros minutos más.
El olor a brownie horneado se convierte en olor a quemado, olor a incendio directamente. Me preocupo pensando de que algo realmente podría estar incendiándose. Que pasaría si mi departamento, mi monoambiente se incendiara?? No le llevaría mucho tiempo al fuego antes de acabar con todo. Que pasaría con mis pertenencias?? Con los muebles?? Por donde me escaparía?
Vuelvo a los brownies y a la humarada que sale de adentro del horno. Decido sacarlos. Todavía no se había cumplido la media hora...
Saco la bandeja y veo una capa de brownies carbonizados largando un humo tremendo. Prendo el estractor y abro rápidamente las ventanas.
Intento cortarlos pero la capa está dura. Destrozo un área para poder por lo menos probar. A lo mejor sólo se ven horribles pero en el fondo están ricos y no perdieron su sabor. Mis brownies.
Mis exquisitos brownies son incomibles.
Dejo la bandeja carbonizada arriba de la cocina y con el ruido de extractor de fondo comienza a llorar. Lloro y lloro. Esto es como una tragedia griega.
Me agarrro la cabeza llorando y pienso: "Porqué????? Porqué???!! Porqué no me salieron!! Si eran fáciles de hacer!!"
Me revuelco por el piso llorando y lamentándome.
Dramatizo por un largo rato y lloro angustiada en soledad. De a poco comiezo a tomarle gustito a mi propia dramatización. Vuelvo a mirar los brownies carbonizados. Enseguida me vuelve la nostalgia de lo que no llegaron a ser y lloro más.
"Cuando voy a hacer unos brownies ricos?? Cuando voy a ser adulta???"
Y en ese momento me doy cuenta de algo revelador. Vivo sola, esa es una realidad. La fantasía es creer que porque vivo sola de repente voy a poder cocinar increíble sin nunca haber cocinado antes.
Es la primera vez que hago brownies. Espero que haya muchas más. Y en ese momento dejé de llorar.
Tengo un largo camino hacia la adultez.